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Aragón sigue recibiendo sangre de Navarra

Los meses estivales de julio y agosto registran un descenso del número de donaciones de sangre. El cambio de las rutinas de la población -desplazamientos vacacionales, cambio de horarios, mayor tiempo dedicado al ocio- es la causa principal de esta caída de las donaciones. Sin embargo, las necesidades de sangre por parte de los centros hospitalarios son las mismas porque se mantienen los programas de intervenciones quirúrgicas y las necesidades derivadas de emergencias incluso pueden aumentar por el incremento de los accidentes de tráfico.

       El resultado es un drástico descenso de las reservas de productos sanguíneos, lo que es un motivo de preocupación para los profesionales médicos que trabajan en estos centros y ha llevado en algunas comunidades a hacer campañas específicas para mantener el nivel de donaciones durante el periodo estival. En este sentido, la Federación Nacional de Donantes lanza cada verano la llamada “olimpiada Roja” en un intento de animar a la población a que colabore.

      En esta época los centros de transfusión reciben constantes llamadas desde otras comunidades pidiendo ayuda para completar sus stocks y en Navarra se colabora en estos envíos dejando a salvo la asistencia de pacientes ingresados en hospitales navarros. Así, este verano se han hecho envíos de sangre desde Navarra a centros de transfusión de las comunidades de Madrid y Aragón.

La situación en Navarra

 “La situación de Navarra es claramente más favorable”, afirma el doctor Antonio Medarde Agustín, jefe de Servicio Asistencial del Centro de Transfusión Sanguínea de Navarra. “El hecho de mantener el nivel más elevado de donación de sangre del conjunto de comunidades autónomas nos ayuda también en verano, así como el que una parte importante de los habitantes de Pamplona y su Cuenca distribuyen sus vacaciones entre los meses de julio y  agosto”.

       Otros factores que ayudan a esta situación en Navarra son, en opinión del doctor Medarde, “la facilidad para desplazarse hasta el Centro de Transfusión, así como la concienciación que desde hace tantos años se lleva a cabo en el Banco de Sangre y por parte de ADONA para dejar claro a los donantes de que en verano la sangre también hace falta y que contamos con su donación igual que en el resto del año”.

       El resultado de este esfuerzo queda reflejado en que en Navarra se consigue mantener un ejemplar equilibrio entre donaciones y transfusiones, entre entradas y salidas, a lo largo del verano. “Lo que no significa que, cuando se advierte de una disminución de los stocks de hematíes y plaquetas, especialmente de los grupos sanguíneos menos comunes, ocasionalmente se refuerzan las llamadas a donantes en activo”, añade el doctor Medarde.

       No obstante, en esta comunidad se registra un descenso en el número de donaciones estivales. En julio de este año se recibieron 2.153 donaciones, mientras que el número promedio de donaciones mensuales durante 2007 fue de 2.477 y en 2006 de 2.452. En la primera semana del mes de agosto se han registrado 468 donaciones. Se da la circunstancia, informa el doctor Medarde, que en verano, el 80% de las donaciones corresponden a varones, dato que este profesional médico con largos años de experiencia en el Banco de Sangre de Navarra, atribuye a la mayor incidencia de la presencia de niños en casa durante las vacaciones, que retienen y ocupan durante más tiempo a las madres de familia. 

Constancia en la donación

       Las autoridades sanitarias animan a los donantes de sangre a ser constantes. “Si al regresar de vacaciones se encuentran nuestra citación en el buzón que traten de encontrar un hueco en su tiempo  para acercarse a ayudarnos. Y si vienen trayendo a sus hijos pequeños, éstos serán especialmente bienvenidos porque es la mejor forma de hacer, con toda naturalidad, una siembra para tener donantes el día de mañana”, sugiere el doctor Medarde.

       A los que no son donantes de sangre, este profesional les dice “que no se conformen con ‘ser partidarios’. Aparentemente puede tranquilizar la conciencia personal  pero no salva vidas. Están perdiendo  la oportunidad de salvar la vida de otra persona con un pequeño gesto. La sangre que realmente salva vidas es la que estaba previamente donada y en las neveras de los hospitales”.

       En este sentido, el doctor Medarde lamenta que las reacciones de donación masiva que se dan en situaciones de emergencia no se mantienen en el tiempo: “En Estados Unidos,  al cabo de una año de los atentados de las Torres Gemelas, solamente había vuelto a donar el 5% de los que lo hicieron por aquellas fechas por primera vez. En España, semanas después del 11-M, las reservas de sangre bajaron en los hospitales tras la oleada de donaciones de los primeros días. Es triste saber que aproximadamente el 45% de la población podría ser donante de sangre y en el mejor de los casos (Navarra, por ejemplo) esta cifra prácticamente apenas alcanza el 4%”.

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